jueves, 11 septiembre 2025

Libros, petróleo y médicos que no curan a México

El discurso oficial habla de solidaridad, de cooperación internacional y de un supuesto humanismo que rebasa fronteras. La realidad, sin embargo, es otra: México destina miles de millones de pesos en libros, petróleo y médicos importados que no resuelven los problemas de su propia población.

Los libros de texto

La Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) ejerció más de 3,500 millones de pesos en un solo ciclo escolar para imprimir y distribuir materiales que, más que fortalecer el aprendizaje, fueron acusados de adoctrinamiento. Entre 2018 y 2022, el gasto en adjudicaciones a editoriales superó los 5,163 millones de pesos. 

¿Cuántas escuelas rurales podrían haberse rehabilitado con esos recursos? ¿Cuántos hospitales podrían haberse abastecido de medicinas? La factura educativa se pagó, pero los resultados siguen ausentes.

El petróleo que no se queda

En nombre de la cooperación, México envía hidrocarburos a Cuba y a Venezuela. Solo entre mayo y junio de 2025 salieron 39 embarques por un valor de 850 millones de dólares, equivalentes a más de 16 mil millones de pesos. En el primer trimestre del año, se exportaron 19,600 barriles diarios de crudo y 2,000 de derivados, valuados en más de 166 millones de dólares. 

El petróleo mexicano, que debería abaratar el costo de la energía y aliviar el bolsillo de las familias, termina oxigenando a regímenes que lo revenden a su propia población. 

Ayuda que no ayuda, negocio que perpetúa el control político en La Habana y Caracas.

Los médicos cubanos

La contratación de médicos cubanos fue presentada como una medida solidaria y urgente. En realidad, ha representado un costo superior a 2,019 millones de pesos en menos de tres años. Se les ofreció un sueldo mensual de 53 mil 569 pesos, casi el doble de lo que gana un especialista mexicano en el IMSS.

¿El resultado? Contratos opacos, un sistema de salud que sigue desabastecido y doctores nacionales que permanecen sin plaza fija. México paga, pero la medicina de fondo sigue ausente.

La factura de la “solidaridad”

Los recursos que se destinan al extranjero son los mismos que aquí hacen falta para medicamentos, pavimentación, agua potable, seguridad e infraestructura básica. 

Cada tonelada de petróleo enviada, cada millón de pesos girado a Cuba para su personal médico, cada contrato millonario de libros de texto es dinero que deja de invertirse en servicios públicos que la población mexicana demanda a diario.

Una cooperación que empobrece

Lejos de fortalecer la política interior, esta estrategia proyecta a un país que se mantiene a sí mismo y, al mismo tiempo, sostiene a otros regímenes. 

Un país donde el discurso de solidaridad internacional se traduce en carencias internas. Los hospitales siguen sin medicinas, los caminos sin pavimentar, las comunidades sin agua, y las familias con un gasto creciente en energéticos.

En esta bitácora de lo real, la pregunta es incómoda pero necesaria: ¿cuánto tiempo podrá México sostener una política exterior que regala lo que a su propia gente le falta? 

La solidaridad no puede medirse en embarques ni en discursos, sino en si los niños tienen libros que eduquen, si los enfermos reciben medicinas, y si los hogares cuentan con agua y luz sin que el salario se vaya en pagar facturas imposibles.