jueves, 30 octubre 2025

Jornadas extras en Audi: presión de aranceles y exigencia de producción

La planta de Audi en Puebla programó jornadas extras con pago al 300 % para este fin de semana. A simple vista, parece una buena noticia: trabajadores que reciben un ingreso superior y una empresa que busca mantener el ritmo. Sin embargo, la realidad detrás de esta medida habla de presiones mayores: aranceles crecientes en autopartes importadas y la necesidad de sostener la producción de vehículos en un mercado cada vez más tenso.

La industria automotriz mexicana enfrenta un momento delicado. Los aranceles a autopartes provenientes de Asia y Europa han encarecido la operación de las armadoras, lo que obliga a optimizar cada jornada de trabajo. 

Para Audi, la respuesta fue clara: aumentar la producción en fines de semana y días de descanso, a fin de cumplir con las exigencias de sus mercados internacionales sin frenar el flujo de ensamblaje.

El anuncio de jornadas extras en turnos completos durante el 4, 5 y 6 de octubre involucra prácticamente a todas las áreas: carrocerías, pintura, pruebas, montaje y soporte. La meta es sostener un ritmo de producción que garantice la entrega de modelos premium, en un contexto donde la demanda internacional se mantiene alta pero los márgenes de operación se estrechan.

El contexto nacional también aporta un dato clave: entre agosto y septiembre de este año, la comercialización de vehículos ligeros en México registró un leve repunte, con 117,182 unidades vendidas en septiembre, lo que representó un incremento de 0.3 % respecto al mismo mes de 2024. Aunque marginal, este crecimiento confirma que el mercado empieza a mostrar señales de recuperación tras meses de retroceso.

Puebla, como sede de las plantas de Volkswagen y Audi, vive en carne propia la paradoja. Mientras la entidad presume la fuerza de su clúster automotriz, los obreros deben asumir calendarios cada vez más intensos. El pago triplicado compensa la ausencia de descanso, pero no resuelve el fondo del asunto: el impacto que la política comercial global tiene en la organización del trabajo local.

El trasfondo es claro: la producción no puede detenerse. Tanto Audi como Volkswagen necesitan mantener sus volúmenes de exportación y responder a las cuotas de un mercado mundial donde cualquier retraso se traduce en pérdidas. Mientras Audi recurre a jornadas extras de fin de semana, Volkswagen sostiene un ritmo de producción igualmente exigente para cumplir con la demanda de sus modelos de volumen. 

Entre ambas armadoras marcan el pulso de la economía poblana, pero también trasladan a sus trabajadores la presión de un sector que enfrenta aranceles, altos costos de autopartes y exigencias crecientes de los mercados internacionales.

En la Bitácora de lo Real queda registrado que detrás del aparente beneficio de un pago al 300 %, lo que existe es una cadena de decisiones globales que recaen sobre el trabajador poblano; jornadas extras que reflejan cómo los aranceles, los costos de autopartes y la presión de producción, aun con un ligero repunte en las ventas nacionales, convierten al fin de semana en un día más de la línea de ensamblaje.