Integrantes del colectivo “Madres Viviendo Violencia Vicaria” informaron sobre algunos de los casos para alertar a otras posibles víctimas, y reconocer las señales que podrían indicar que se trata de un caso de violencia vicaria.
El primer caso presentado corresponde a una madre que ha vivido violencia vicaria por 5 años, el agresor acosó a su familia para que ella firmara la guarda y custodia compartida, a las tres semanas el agresor la denunció por un abuso sexual y desde entonces le arrebató a su hija.
La investigación de abuso sexual se cerró en tres ocasiones, la última de forma definitiva, todos los cierres porque la «víctima, hija» siempre dijo que nunca ocurrió el abuso, pero el segundo juzgado familiar permitió la separación por tantos años.
La última estrategia del agresor fue meter una demanda de pérdida de patria y potestad, por sistema tradicional y no de oralidad para alargar juicio. El ha sido vinculado a proceso por violencia familiar contra Daniela y sigue la separación entre madre e hija.
Abigail, señala que los últimos dos años de su vida ha vivido en carne propia la violencia institucional que se sumó a toda la violencia experimentada durante su relación de pareja.
Demandó la guarda y custodia de sus hijos menores derivado de los siguientes acontecimientos:
Margarita salió de su domicilio por violencia familiar junto con sus hijos. Ella no tenía ningún inconveniente que sus hijos convivieran con su expareja, por lo que ella le entregó a los menores. Después de que él se los llevó, y ella ya no supo sobre sus hijos y es por ello que acudió a Fiscalía a poner una denuncia por desaparición de su expareja y sus hijos.
Margarita llega a la audiencia de conciliación derivado de su demanda para lograr llegar a un convenio, pero no pudo concretar un convenio con su expareja, y la jueza impuso una medida provisional en donde los niños pueden convivir con Margarita los días lunes y miércoles de 4 a 6 de la tarde y sábados de 10 de la mañana a 1 de la tarde.
Por Redacción